Hace un par de años viajé a Bolonia y pude hacerme con esta camiseta en uno de los Virtus Point que hay en la ciudad, tiendas oficiales que cuidan muchísimo el merchandising del club. Una pena no haber hecho ese viaje unos veinte años atrás y poder llevarme una de esas preciosidades vestida por Ginobili o Antoine Rigaudeau, pero uno no elige su fecha de nacimiento, aunque tampoco me quejaré del botín. La Virtus sigue manteniendo ese aura de prestigio que pareció desvanecerse a principios del 2000, a pesar de no tener a los rimbombantes patrocinios de antaño el club sigue encontrando empresas que lo acompañan en su travesía, desde su caída han tenido decenas de nuevos sponsors, hasta la llegada de Segafredo en 2017. Esta camiseta pertenece a la primera de sus temporadas, desde su aterrizaje han conseguido estabilizar el patrocinio y su camiseta, en estos tres años apenas han variado su diseño, siendo el cambio de logo de Macron lo más significativo.
Hace poco hablábamos de los Vitali como ejemplo de familia relacionada con el baloncesto, pues sin duda más recordados serán los Gentile en Italia. Ya hablamos de Alessandro y espero poder hacerlo algún día de Ferdinando, pero hoy toca hablar del mayor de los hermanos: Stefano. Su carrera siempre ha ido ligada a la de su padre, así que como su hermano comenzó jugando en las categorías inferiores de Panathinaikos, su debut profesional se produjo en el mismo lugar donde terminó la carrera Nando, en Caserta, y más tarde ambos coincidirían en Imola, con el padre como entrenador. A diferencia de Ale, ha pasado toda su carrera en Italia, tras fichar por el Milán y apenas destacar, tuvo que retroceder varias divisiones para poder explotar su juego, varios años en Lega Due le sirvieron para despuntar y a traer la mirada de la Lega. Finalmente ha logrado su deseo de alcanzar el máximo nivel, siendo su máximo logro el MVP del All Star de 2014 en la liga nacional.
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