El ALBA es un equipo que me cae bien, no me preguntéis por qué pero me cae en gracia. Es curioso porque tiene todo lo necesario para caerme mal. Varios motivos hay para tenerle un poco de tirria si eres coleccionista, el principal es que apenas modifica su diseño en los últimos años, por ejemplo esta camiseta pertenece a la temporada 2016-17 pero es exactamente igual a la de la temporada anterior, la única pista para localizarla cronológicamente es que Siva no estuvo en la temporada 2015-16. Pero ojo, no es el único motivo, otra razón de peso es la presencia de Adidas como marca encargada de fabricar las equipaciones, y por si fuera poco es una relación inmortal, ambos mantienen una relación contractual desde los años noventa. El único detalle que tuvo Adidas en ese período entre 2015-17 fue el de tener dos modelos distintos para Eurocup y BBL, el de la foto es el usado en la liga alemana mientras que en Europa no aparecía el parche de ALBA. Una nimiedad.
La historia de Peyton Siva es digna de documental, nativo de USA pero con ascendencia samoana, tuvo una infancia complicada rodeado de una familia desestructurada, el mejor ejemplo de ello era su padre, alcohólico y drogadicto que tuvo su punto álgido cuando intentó suicidarse y Peyton con trece años le convenció para no hacerlo. Si consigues superar situaciones así el basket se convierte en una vía de escape, Siva la aprovechó al máximo, desde sus inicios fue uno de los mejores jugadores de su instituto y universidad, lideró a los Cardinals hacia dos F4, una de ellas ganada tal día como hoy. A pesar de ese bagaje cayó a las últimas posiciones del draft así que tuvo pocas oportunidades en la NBA, aunque tuvo algún fogonazo en Detroit hizo las maletas hacia Europa. Aquí todavía no ha conseguido explotar todo su potencial, ha dejado destellos de lo que puede hacer pero las lesiones no le han permitido mostrar la constancia necesaria para asentarse.
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