Una de las lacras del baloncesto europeo es lo poco aprovechado que está
su merchandising, hay una fea costumbre de comercializar los modelos básicos, y
claro, quedan a años luz de la versión de juego. En Polonia encontramos un claro
ejemplo, este modelo era el facilitado por Spalding para que la federación
polaca comercializara la equipación de juego usada durante el Eurobasket del
2011. La camiseta se vendía sin publicidad ni parches oficiales, además de usar
una tipografía distinta a la usada en el torneo, vamos, una forma excelente de
vender el producto a la hinchada que estuviera interesada. Tampoco el diseño era una innovación por parte
de la marca alemana, utilizando la misma plantilla que en selecciones como la
de Austria, quizás esa falta de innovación se debía a que el de 2011 (en el
que no consiguieron pasar de primera ronda) sería el último torneo para
Spalding puesto que Polonia iba a firmar por Zina para los próximas temporadas, una marca polaca.
Nadie puede negar que las circunstancias que te rodean afectan directamente a las decisiones que tomas durante tu vida, sin embargo hay ocasiones en las que lo más improbable puede suceder. Algo así pasó con Gortat, su padre fue medallista olímpico en boxeo, su madre internacional en volley y su hermano mayor siguió el camino paterno en los rings, todo eso en un país dominado por el fútbol. Dando patadas al balón comenzó su carrera deportiva (y eso que su ídolo era Bodiroga), hasta que a los dieciocho cambió al baloncesto, y tan solo dos años después ya estaba disputando la Euroliga con el Rhein Energie de Colonia. El resto es historia, una carrera NBA afianzada gracias a su empuje y garra, Marcin es un tipo peculiar dentro y fuera, ya sea con peinados estridentes o con declaraciones en las que se posiciona en favor de introducir peleas estilo NHL, es también embajador de Porsche y un valedor del baloncesto polaco, hasta el punto de llevar a las animadoras del Prokom hasta Phoenix.
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