La temporada 1997-98 se caracteriza por dos de las efemérides más de la Liga Endesa: el sorprendente campeonato liguero conseguido por el humilde TDK Manresa de Chichi Creus y el debut de Juan Carlos Navarro en el primer equipo del Barça. Esta segunda peculiaridad hace de esta camiseta una de las más recordadas de la historia del Palau Blaugrana, sobre todo por la gran cantidad de vídeos recordando los primeros minutos de Juanki. También sería la única zamarra de Marcelo Nicola en el club (y ahora mía), y la penúltima de Banca Catalana como patrocinador del Barça antes de su desaparición de la sociedad. Una de las características más reconocibles de las indumentarias Kappa para la época noventera era la explotación de la propia marca en la prenda: logo habitual en el pecho, varias en forma de marca de agua y los míticos laterales. Personalmente, me parece una de las mejores equipaciones que ha vestido la sección en todos sus años de historia.
Nicola es uno de los pioneros si pensamos en los primeros argentinos expatriados en Europa, llegó de la mano de Walter Guiñazú al junior de Baskonia allá a finales de los ochenta. Siete años pasó en Vitoria donde se consolidó como una de los mejores promesas de Europa de la época, un jugador de 2,07 capaz de botar el balón, aprovechar su altura en la pintura y amenazar desde el 6,25, es decir, un adelantado a los cuatros modernos. Sin embargo, aunque apuntaba a ser una auténtica estrella, tiene un par de estigmas en su carrera: las lesiones que le impidieron tener mayor continuidad en su juego, como le ocurrió por ejemplo en Panathinaikos y Barça; su presencia en la selección argentina, pudo estar presente en la Generación Dorada pero por temas extradeportivos tuvo una mala salida. A pesar de ello, su carrera puede considerarse más que notable, con especial mención a su período en Treviso. Ahora intenta consolidar su futuro como entrenador en los banquillos con Gipuzkoa.
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