Atlanta Hawks - Marvin Williams

En el concurso de mates es habitual ver a los jugadores homenajear a leyendas antes de machacar, Josh Smith hizo lo propio en el año 2005 para rendir tributo a Dominique Wilkins, pero nos importa más su camiseta previa, la que vistió durante todo el año. Desde luego la camiseta no pasará a la historia como una de las más recordadas, y es que quizás el mayor logro que vivió fue ese título logrado por Smith, en ninguna de las temporadas que se usó llegaron a playoffs, a pesar de haber durado un largo período, entre 1999 y 2007. Para el diseño se basaron en la década de los setenta, un uniforme bastante plano, que además se acentúa al compararlo con otras de las zamarras usadas por los de Georgia. Un ejemplo era su predecesora, los Hawks venían de una de mis camisetas predilectas y más estrambóticas de los noventa, la del inconfundible halcón con las alas abiertas en el pecho, amada y odiada a partes iguales, pero desde luego no dejaba a nadie indiferente. 

La NBA está llena promesas que no acaban de triunfar por varias razones: lesiones, malas compañías, drogas... o simplemente, no cumplen con las expectativas. Marvin Williams presentaba unas credenciales excelentes antes de pisar la liga: un solo año universitario pero siendo campeón (incluyendo un palmeo decisivo en la final) en North Carolina junto a Felton o McCants (!y Reyshawn Terry!). One and done y para el draft, donde, a toro pasado, sorprendió como número dos por delante de gente como Chris Paul, Deron Williams y sus propios compañeros de college, aún siendo el menos anotador del equipo. Respecto a su elección, hay que decir que ese draft fue uno de los menos talentosos, catorce años después Marvin no ha pasado de ser un buen jugador de rotación con un par de años buenos en sus inicios, un 3-4 con mucho rango de tiro y que de vez en cuando se deja ver por la zona. Desde luego, se ha labrado un buen nombre, pero no de caracter mundial como su segundo nombre de pila, Gaye, heredado de su abuela por el archiconocido artista.