Todo el mundo tiene un pasado, incluso en la mejor liga del mundo los clichés aciertan, y es que antes de llegar al glamour de Los Angeles, los Clippers estuvieron afincados en Buffalo (con breve paso por San Diego entre ambas ciudades). Así que aprovechando la visita de Bob McAdoo homenajearon al exjugador franquicia en un partido en el que trajeron de vuelta las camisetas de los Buffalo Braves, corría por entonces la temporada 2005-06 cuando aún se celebraban las Hardwood Classic Nights. La camiseta elegida pertenecía a la temporada 71-72, la usada en los partidos como visitantes y la más icónica por ser de las primeras equipaciones vestidas en la franquicia (aunque posteriormente Reebok volvería a reeditar otra retro mítica), la camiseta apenas duró un par de temporadas y para muchos siempre ha sido una de las más extravagantes, pero en mi opinión es una de las más bonitas de las Hardwood de Reebok, y la más recordada de la época Braves.
Hay motes acertados y luego está el de Guille Giménez a Shaun Livingston: El Renacido. Aunque en la historia de Livingston hay que sustituir al oso de DiCaprio por una devastadora (absténganse aprensivos) lesión de rodilla que por poco deja al jugador sin poder caminar. Pasó de unos primeros diagnósticos en los que se llegó a barajar la posibilidad de amputar, a ser triple campeón NBA con los Warriors. Para ello tuvo que llevar a cabo un largo proceso de reciclaje, tras ingresar en la liga sin pasar por la NCAA se convirtió en un soplo de aire fresco para los Clippers gracias a sus dotes atléticas, visión y tenacidad. Hasta el trágico día, tras ello largas recuperaciones, se convirtió en moneda de cambio para traspasos, contratos de 10 días... hasta llegar a Brooklyn donde recuperó su mejor versión. Su físico había mutado, pero su IQ seguía intacta, su ofensiva consiste ahora en tiros de 3 o 4 metros y aclarados al poste contra otros bases más pequeños. Como la de Leo, también su historia acaba con Oscar, en su caso, con tres anillos.
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